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El final del día

De vuelta en tierra firme, buscamos un banco para cambiar más moneda. Aún tenemos dinero, pero mañana saldremos para Varkala y hay que pagar el ashram y el billete.

Como no encontrábamos un banco, entré en Correos para enviar unas postales y de paso, preguntar. El sello a España cuesta 8 rupias. Y del banco, ni idea.

Seguimos andando en dirección al ashram hasta que encontramos por fin uno donde me cambiaron 200 euros por 11460 rupias. Raquel no pudo cambiar sus yenes, y se fue con Nines a probar en el banco del ashram. Yo di la vuelta para comprar una maleta -la mía está rota-, que tras duro regateo me salió por 1000 rupias, candado de regalo. Compré también cardamomo y comino a granel, y azafrán en hebra (50 rupias el paquetito), y un par de esteras pintadas para colgar en la pared, para mí y para unos compañeros de trabajo, Óscar y Edu. Y volví al ashram a hacer la maleta y descansar.

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En el ashram

Raquel se echó una buena siesta y yo me dediqué a escribir postales y pasar las cosas de la maleta vieja a la nueva, así que descansamos de tanto paseo casi hasta las 20h.

Quedamos en encontrarnos con Nines y Hana en un restaurante que hay en la zona de tiendas donde ellas ya habían comido el día antes. Ya habían acabado al llegar nosotras, pero estuvimos las cuatro charlando hasta que cenamos Raquel y yo. 

En este sitio, una terraza sobre una de las tiendas, al aire libre, sólo sirven chappati. Son unas tortas ácimas, finas y calientes, con las que se cogen los diferentes guisos que se ponen en el plato y en unos cuencos: uno de patata, de color amarillo; otro, marrón, de dhul, que son lentejas; y otro rojizo más líquido que no sé de qué era. También nos ponen una guindilla, una cucharada de una salsa roja picantísima y un guiso de quingombó, que allí llaman okra (o ladyfinger, en inglés), y que es un vegetal estrellado de forma similar al pepino. Además, nos sirvieron pappadums, unas tortas crujientes que se parten fácilmente y son picantes; y después de todo, arroz, aunque yo ya no quise. Van de mesa en mesa sirviendo la comida según la van haciendo, muy caliente. Nos trataron tan bien que, a pesar de no tener chai, bajaron a un bar a por él porque se lo pedimos. 

Mañana nos separamos: Hana se va a la reserva de Periyar, nosotras a Varkala y Nines vuelve a Fort Kochi. Todas cogemos el tren de las 5,30h, menudo madrugón, para variar...

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