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HUIDA DE VARKALA A ALLEPEY

Varkala, 14 de septiembre de 2006

El tren desde Varkala para Allepey era a las 6:45h: otra vez a madrugar para aprovechar el tiempo. Al dejarnos ayer Nifaba, nos dimos otra vuelta por las tiendecitas que hay en el paseo del acantilado y, tras un duro regateo, compré dos chilabas bordadas por 300 rupias. Lo terrible fue que el hombre que llevaba la tienda -aunque la atendían la mujer y la hija- cogió a su esposa del brazo y la empujó a la trastienda, donde se les oyó discutir y probablemente ella recibió algún golpe. No sé si fue por la transacción, pero creo que 300 rupias es una cantidad potente para un indio. Están mal acostumbrados en Varkala.


Cenamos en el primer sitio que encontramos porque el monzón nos persiguió todo el día. Era un sitio adornado con luces como si fuera Navidad, horrible pero con techo, y nuevamente tomé chapatti con curry vegetal. Raquel pidió una tortilla de champiñones y un pudding de arroz con chocolate, que llevaba anacardos y no le hizo mucha gracia. Mejor que las hormigas en el batido del Outtupura Vegetarian Restaurant donde comimos, pero escaso y caro de igual manera.



A la vuelta al hotel nos encontramos en el Outtupura a Nerea, charlando con otras dos españolas de Tarragona que debían ser pareja. Tuvimos una charla muy agradable con ellas; además, el personal del restaurante se iba a una boda y nos dejaron solas con dos candiles encendidos. Nosotras volvimos pronto, agotadas del ajetreo, y al rato Nerea vino a prestarnos su despertador.

Esta mañana se lo devolvimos y le dejamos la llave de nuestro cuarto junto con el dinero para abonar la estancia, porque no había personal por los alrededores. Al pasar por el Outtupura vimos que todos estaban durmiendo sobre las mesas, sin mantas ni nada. El botones nos miró entre sueños, y al darse cuenta de quiénes éramos, se levantó y vino corriendo tras nosotras, así que le explicamos que les dejamos una nota sobre la mesa del check-out y el dinero con Nerea. No se fue muy convencido, pero tenemos la conciencia tranquila.




En la parada sólo había un taxi que pretendía llevarnos a la estación por 100 rupias, aprovechando que era el único. Le dijimos que no, y al poco camino encontramos otro que nos llevó por 60. Luego se ofreció a llevarnos él mismo, esperarnos todo el día siguiente y transportarnos a Ernakulam a por el avión por 2500 rupias. Por supuesto, no aceptamos.

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