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El templo de Ise

Viernes, 3 de marzo de 2006.

Por fin, la primera aventurilla fuera del pueblo. Acabo de coger el tren de las 10:47 (que, por cierto, es de la misma empresa que el parque, Kintetsu, para variar un poco)y me dirijo a Ise para ver el templo shintoísta más importante del mundo. Bueno, básicamente el shintoísmo es una religión ancestral japonesa, así que fuera de las islas no sé en qué otra parte podría estar el templo más significativo...

Ise Jingu
En realidad, en Ise hay dos templos, el Geku 豊受大神宮 (santuario exterior) y el Naiku 皇大神宮 (santuario interior), y no tengo ni idea ni de cómo ir ni de qué significa eso de los dos templos. (nota: aún hoy, en 2009, me pregunto lo de la división del templo... cuando lo descubra, daré cuenta al lector.)
A medida que van pasando las estaciones de tren, voy tomando nota para un futuro, porque quizá haya algún pueblo antes de llegar que merezca la pena ver.
Y tampoco quiero perderme a la vuelta, aunque los nombres aparecen escritos con caracteres occidentales en cada estación y hay una locución que con voz femenina anuncia el nombre segundos antes de llegar, seguramente rodeado de toda suerte de "por favor" y "gracias" y puede que algún "tengan cuidado para no introducir el pie entre coche y andén" ("mind the gap" para la versión internacional).

UGATA  -   SHIMA-YOKOHAMA   -   ANAGAWA   -   SHIMA-ISOBE   -   KAMINOGO   -   KUTSUKAKE   -   GOCHI   -   SHIRAKI   -   MATSUO   -   KAMO   -   FUNATSU   -          SHIMA-AKASAKI   -   NAKANOGO   -   TOBA   -   IKENOURA   -   ASAMA   -   ISUZUGAWA

Me he subido en el primer vagón, del que un cristal semioscuro y una puertecilla separan la cabina del conductor, así que le puedo ver perfectamente. En cada estación, tras parar el tren, pulsa un botón situado en una caja -una en cada lateral, según esté situado el apeadero- y abre las puertas. Las cierra tras asomarse para comprobar que no hay viajeros entrando ni saliendo.
El billete me ha salido bastante barato, sobre todo teniendo en cuenta que en japón viajar es prohibitivo. No existen los billetes de ida y vuelta, así que 570 yenes cada trayecto. El taquillero, supongo que acostumbrado a los españoles de Hanabishi, sin preguntarle nada me escribió la hora a la que salía el tren y me hizo señas muy claras para indicarme el andén 2. Yo sólo ser decir en japonés una media docena de palabras, aunque al menos son las de cortesía: por favor, perdón, gracias, buenos días/tardes/noches, hasta luego... y alguna de ellas incluso en varias versiones... sospecho que con esto se podría hacer alguna frase que tuviera algo de sentido. En realidad lo que me parece es que la fama de los japoneses de ser tan bien educado se limita a su forma de expresarse en su idioma, porque después de todo hay adolescentes que se ríen de nosotros, abuelos que resultan agresivos, seguramente porque creen que somos unos bestias; y he oido hablar de racismo a raudales, aunque por el momento no creo haber sido víctima de esto último.

El tren ha parado en Toba un rato. la estación es grande, así que quizá haya un poco más de animación aquí. Por lo poco que puedo ver, además de la voluminosa vegetación habitual, es que hay algunos edificios más altos de lo que llevo viendo hasta ahora. Tendré que preguntar.

Hay una mujer enfrente de mí con los dientes negros y torcidos, e incluso le faltan un par. En general, los japoneses descuidan bastante su salud dental e incluso es frecuente ver fotografías con modelos de dientes apiñados.

El vagón va lleno de chavales con uniforme escolar y mochilas, no calculo a ninguno más de 15 años. Si van a clase no es que madruguen mucho, no.

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Calle de Ise
Bien, ya he llegado y no sé qué bus tengo que coger a partir de aquí para llegar. Parece ser que hay mil templos diferentes, que Amaterasu nos pille confesados; hay un cartel en inglés, pero es que no sé cuál es el que yo quiero ver. Ayer me dijeron que me tenía que bajar en una calle con tiendas, y que al lado estaba el templo. Vale, pero si no sé cuál es el autobús, lo mismo me da. Mmmh... veo que hay más turistas japoneses, así que les seguiré.

Perfecto, he cogido un bus, pero la mitad de la gente que había en la parada se ha subido y la otra se ha quedado abajo. Ja. Encima, al autobús se entra por detrás y se sale por delante, para pagar al conductor al final del trayecto. La que voy a liar.

OK. 410 yenes por un trayecto de una parada. Ya les vale.

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Fuente para purificarse las manos antes de entrar al templo.
He recorrido el mercadillo buscando el templo, y por fin lo he encontrado. Esto es un gran parque absolutamente precioso. A la entrada de todos los templos hay una especie de abrevadero donde el visitante tiene que lavarse las manos para purificarse, así que allá voy, menos mal que hoy hace menos frío.
Me he pegado a un grupo que lleva un guía, y se han parado junto a un limonero. Tendré que preguntar por qué cuando vuelva a Ugata, a ver si alguien lo sabe.

Llegados a este punto, me parece que toca lección de historia para ubicarnos. El Ise Jingu es el conjunto de los dos templos de los que hablo y unos 125 más (casi nada). El Naiku, concretamente, está dedicado a la diosa Amaterasu Omikami 天照大御神.

Amaterasu.
Amaterasu es la diosa solar de Japón, de la que se dice que proviene la familia imperial. Según el mito, nació del ojo izquierdo de Izanagi, una de las deidades primigenias. Al mismo tiempo nacieron Susanoo (de la nariz) y Tsukuyomi (del ojo derecho), y entre ellos reaprtió su padre todo el reino. A Susanoo le tocó el mar, el rayo y la tierra; a Amaterasu, el sol y el cielo y a Tsukuyomi, la luna y la noche. Pero como a Susanoo no le gustó su parte, al morir Izanagi empezó a pelear con Amaterasu, llegando a descuartizar al caballo celestial, lo que asustó tanto a la diosa que se encerró en una cueva dando lugar a la oscuridad eterna. Para hacerla salir, los demás dioses (kami) organizaron una fiesta en la puerta de la cueva, llevando un espejo con ellos. La curiosidad hizo asomarse a Amaterasu, y preguntando qué ocurría le dijeron que había una nueva diosa, y le enseñaron su reflejo, que nunca antes había contemplado. Aprovechando lo absorta que se había quedado, los dioses cerraron la cueva y la convencieron de que regresara al Cielo. Mucho más tarde, enviaría a su nieto a pacificar Japón, y de ahí viene la historia de la familia imperial.
La diosa Amaterasu se fue del palacio imperial al Ise Jingu hace unos 2000 años, los mismos que llevan los bosques que rodean los dos santuarios. Tenemos que recordar que en Japón los años se cuentan según el emperador que esté en el poder en ese momento, así que se fundó en el año 26 del emperador Suinin, aunque la construcción en sí no tiene tanto tiempo debido a la ceremonia Shikinen Sengu, que para purificarlos se destruyen y reconstruyen cada 20 años (tanto el Geku como el Naiku.)

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El templo y su entorno son preciosos. Hay varias mujeres vestidas con kimonos, sospecho que las que llevan bebés, que son la mayoría, estarán celebrando alguna ceremonia similar a un bautizo. Los hombres que van con ellas también se visten muy elegantemente.

Los árboles tienen una increíble envergadura, los troncos son monumentales. Hay unas 5500 hectáreas de bosque, cruzado por un río. De hecho, para acceder al santuario hay que cruzar un puente bien grande. He comprado un cascabel de color morado por 300 yenes dentro del recinto, seguro que tiene algún significado. Esto de no poder leer ni hablar con nadie le hace a una sentirse un poco idiota.


Casa típica de Japón.
El mercadillo de la calle principal, que hacia el final sólo tiene unas cuantas viviendas típicas, es como cualquier zona comercial "todo-para-el-turista", con sus restaurantes (incluso un italiano al final del todo), sus tiendas de souvenirs y cositas típicas que no sirven para nada, como pañuelos, banderitas de colores y millones de figuritas de gatos, símbolo de la buena suerte (maneki neko 招き猫).

He descubierto el funcionamiento del autobús, a la vez que por qué me cobraron tanto en el trayecto de ida: al entrar hay que coger un ticket que señala el número de la parada en la que se sube uno. Sobre la cabeza del conductor hay un panel con tantos números como paradas tiene el recorrido. Antes de llegar a la siguiente parada aparece bajo cada número el precio que se debe abonar, en función de la parada en la que hayamos subido. Al lado del conductor hay un cajetín en el que se introducen las monedas. Bien, pues el conductor de la ida, al ver que no llevaba ticket, me cobró como si me hubiera subido en la primera parada y por eso pagué 200 yenes de más. Menos mal que me he fijado bien, y siguiendo al resto ahora he podido pagar yo solita. Y sólo 210 yenes.





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