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Primavera.

Martes, 28 de marzo de 2006


Este mes ha transcurrido rápido y ya empieza a perfilarse una rutina para los próximos 8 meses que me quedan aquí. A partir de abril me apuntaré al gimnasio, a las clases de aqua-aerobic y a las clases de tai-chi, que son dos horas todos los martes en un colegio, según me ha dicho Josep, el pintor del parque. Estar en Japón es muy diferente, pero vivir en un pueblo pequeño no deja de ser aburrido por mucho que esté en la otra parte del mundo.


Calle que bordea el río de Ugata, con los puestos del mercado de los domingos ya cerrados.
Ayer fue festivo y durante estas dos próximas semanas son las vacaciones de primavera. En el paseo que lleva al Fresh-Mart se ve un montón de sakura (sakura es la flor del cerezo japonés, que no da fruto pero hace unos paisajes idílicos). Kyoto estará plagado de gente en abril para ver la floración en La Ciudad del Amor. Tengo previsto viajar allí los próximos 14 y 15, a casa de Azusa, que trabaja con el vestuario en el parque. La idea surgió de ella, en cuanto nos conocimos se ofreció a llevarme unos días a casa de sus padres, y eso lo entendí bien porque Azusa habla español, menos mal...

En el trabajo, aparte de la esperada rutina, está pasando algo que me parece la mar de curioso: los fans. Hay gente que viene a menudo al parque, ven todos los espectáculos y nos sacan fotos que nos regalan en la siguiente visita. Hace unos días una niña se me acercó para que le firmara un autógrafo en una libreta, amén de hacerme una foto con ella, claro está. A los bailarines de flamenco les llevan el desayuno a Hanabishi, y a veces van con latas de café y frutas o dulces para que las repartan (Lo de las latas de café tiene su aquél: hay por todas partes máquinas expendedoras de refrescos, café y té de todo tipo, en latas o botellines fríos o calientes, listos para tomar.)
Estoy tomando, junto con algunos de mis compañeros, clases de japonés. Un señor que se llama Hishashi viene a los apartamentos todos los años para conocer a los nuevos bailarines (sí, y a los tres malabaristas, que siempre los paso por alto) y ofrecerse a darnos clases. Ahora empiezo a hablar un poquito, muy rudimentariamente, pero puedo formular preguntas sencillas que utilizo cuando voy a la compra o con el personal del parque, y entiendo algunas de las cosas que me dicen. Es un idioma muy diferente a los que conozco.

Domingo, 9 de abril de 2006. La fiesta del sakura

El grupo con el que yo fui llegó un poco tarde, pero todavía a tiempo de ver en qué consiste: en la vereda del río, por donde estuve la primera vez, hay puestecitos de comida, e incluso un modesto tiro al blanco que probamos. Había que dar a un paquete de golosinas de los muchos que había para elegir. Ni Mike, ni Vir, ni Iván ni yo lo logramos, pero como premio de consolación el feriante nos regaló una especie de tubo de maíz horneado, cada uno de un sabor, algo parecido a los gusanitos que hay en España. Lo venden en todos los supermercados por 10 yenes en la zona de golosinas para niños.


Como la verbena a la que habían ido los demás no era aquéllo, en cuanto llegó el coche de Carles con los más rezagados nos dimos una vuelta por las callecitas de las tiendas, que ya estaban cerradas, y les preguntamos a tres japoneses que vimos cargados con bebidas a dónde debíamos dirigirnos para llegar a la otra zona de la fiesta. Muy al estilo japonés, esperaron a que cogiéramos nuestros coches y con el suyo nos guiaron hasta allí, quedándose además con nosotros cuando localizamos al resto de españoles.


La verbena consiste en un montón de chiringuitos de comida en una especie de camping plagado de cerezos en flor. Bajo el sakura, la gente extiende unas lonas azules impermeables y hace un pic-nic. Algunos días hay fuegos artificiales, pero no cuando yo estuve. Las celebraciones duran aproximadamente una semana, hasta que el sakura empieza a caerse para dar paso a unas hojillas verdes y pequeñas. Este año, el sakura ha durado poco debido a las bajas temperaturas y a las frecuentes lluvias, impropias de la estación. En Japón la época de lluvias es a mediados de junio y de septiembre, y dura alrededor de un mes.

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