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Lisboa, una ciudad para visitar

En el tranvía nº 28

Igreja de Sao Vicente de Fora.
Son las 19,30h y como llevo toda la tarde pateando Lisboa, al descubrir que he llegado a una iglesia que está lejísimos de todas partes, he decidido montarme en el tranvia nº28 y bajar hacia el Chiado haciendo el recorrido del popular tranvía. Tiene mucho que ver que estaba llegando cuando yo estaba muy cerca de la marquesina, todo hay que decirlo... y aquí estoy, bajando desde la blanquísima IGREJA DE SAO VICENTE DE FORA hacia otro lugar que todavía desconozco.

Con el calorazo que hace, lo primero que he hecho ha sido comprarme un vestido con el que parezco el Coronel Tapiocca, pero me ha venido fenomenal.

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En el hotel

El Chiado no está lejos del hotel, así que me he venido andando y he descubierto que es la zona de compras. Hay una tienda de ropa interior que al parecer es de la cadena de Calzedonia, y me he comprado cuatro pares de medias por solo 2,90 euros cada una. En España todavía no existe, se llama Tezenis.

Elevador da Glória.
Bueno, compras aparte y haciendo un repaso de la tarde, de momento Lisboa me parece preciosa. Bajé desde el hotel hasta el Rossio, resulta que estoy justo al lado del ELEVADOR DA GLÓRIA, que aún no he tomado pero que cogeré si me da tiempo.

Elevador de Santa Justa.
Desde la PLAZA DEL ROSSIO  se ve el castillo de San Jorge, y me planteé ir a pie para ver otras cosas por el camino, como el ELEVADOR DE SANTA JUSTA, o Elevador do Carmo, que no es sino un ascensor en mitad de una calle, una cosa rarísima pero con mucho encanto. Lo construyó entre 1900 y 1902 uno de los discípulos de Eiffel, Raul Mésnier du Ponsard y mide 45 metrillos de nada. En la cima hay una cafetería para amenizar las vistas con un refresco. No subí.

Arco de Victoria.
Bajando por la Via Augusta llegué al ARCO DE VICTORIA, de Verissimo da Costa, frente a la PRAÇA DO COMÉRCIO, en la que hay un monumento a Dom José I, realizado por Joaquim Machado de Castro. Es éste un lugar emblemático de la ciudad, donde arribaban los viajeron que vinieran de cualquier parte del mundo.

Sigo teniendo la sensación de estar paseando por Barcelona, como si acabara de dejar las Ramblas y estuviera viendo el mar, en lugar del Tajo. Sólo que al darme la vuelta, la arquitectura de los Ministerios del s. XVIII, con sus arcadas y su color amarillo, dan sensación de estar en un cuento. Tengo entendido que antes del terrible seísmo del 1 de noviembre de 1755, la plaza se llamaba Terreiro do Paço, por el Palácio da Ribeira; pero después del terremoto con maremoto incluido quedaron destruidas fantásticas construcciones manuelinas de los aledaños, como el Palacio Real, el teatro de la ópera y el Teatro Real do Paço da Ribeira, con la biblioteca y las pinturas que albergaba.

Praça do Comércio.
Casa dos Bicos.
Dejando a un lado las penurias (aunque sea terrible por mi parte, todas estas historias no hacen más que darle más y más encanto a este sitio), eché a andar hasta encontrar la CASA DOS BICOS, muy curiosa, y al ver sobre los tejados las torres de la SÉ, me acerqué por intrincadas callejuelas a verla.

Santa Maria Maior de Lisboa, la Sé.
Bueno, la Sé (o Santa Maria Maior de Lisboa) es una catedral bastante normalita, producto de varios estilos que son, a su vez, producto de los varios terremotos que son la cruz de Lisboa. A la pobre la construyeron en 1147, por orden de D. Afonso Henriques, primer Rey de Portugal; así que la base arquitectónica es románica, pero después uno se puede imaginar todo tipo de ampliaciones. La última restauración fue a principios del s. XX, y menos mal que no hicieron aportaciones de la época, porque estaría gracioso ponerle también algo estilo Eiffel...


Interior de la Sé.
Dentro de la Sé se ve perfectamente la mezcla de estilos, con sus vidrieras, el púlpito y la imaginería de distintas épocas. No es un edificio que llame la atención por su envergadura, el interior se puede ver en pocos minutos.

Hay que pagar una entrada de 2,50 euros para ver el claustro, que merece mucho más la pena que el interior. Están haciendo unas excavaciones arqueológicas que incluyen variopintas antigüedades: una cisterna medieval, una casa islámica...

La catedral, a pesar de no ser un edificio de impactante belleza, es un curioso lugar que contiene en sí tantos retazos de historia tan diferentes... Es mejor visitarla conociendo un poco la historia con antelación.









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