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De Kerala a Tamil Nadu

Trivandrum, 11 de septiembre de 2006

Anoche nos abrasaron los mosquitos... o cualquiera que sea el insecto que me picó, porque me ha dejado unos bultos considerables en brazos y manos. A Raquel también le picaron, pero no tiene los mismos bultos que yo. Debido al picor, me desperté para ponerme un protector, y la debí despertar también a ella, porque se levantó y, al dar la luz, gritó. Había una cucaracha de unos 5 cm en la pared, marrón. La asusté de un zapatazo y salió corriendo, no sé a dónde porque ya no la encontramos más. Bueno, mientras no salga una rata...


La única sábana de la cama se quedó como bajera, porque si bien podía haber estado más limpia, el colchón era aún peor.


A las 7,45h nos fuimos del hotel y nos metimos en un "Family Restaurant", donde tardaron un siglo en darnos la carta y están tardando otro en hacernos un par de tortillas francesas. Hubiera pedido otra cosa ya hecha, pero el camarero me enseñó una especie de dosa... con la mano... así que mejor espero.


Ah, fenomenal, media hora después de pedir vemos entrar por la puerta, tan tranquilamente, a un chico que trae los huevos. Y nosotras pensando que nos estaban haciendo la tortilla, cuando no tenían ni materia prima. La cara que debo tener en estos momentos no tiene precio.


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Estación de Trivandrum


Estábamos a punto de irnos del restaurante cuando finalmente llegaron las tortillas, que por cierto, tenían cebolla. El camarero se hizo un lío con los cubiertos, porque a mí me puso una cuchara; a Raquel, un tenedor, y en las tostadas que también pidió ella pusieron uno de cada... El chai se lo sirvieron en un vaso sucio, y lo cambió a otro de metal que facilitan a cada comensal, junto con una jarra de agua caliente. 10 rupias cada tortilla, 8 rupias las tostadas y 5 rupias el chai.


Compramos los billetes para Kanyakumari (Cabo Comorín), 198 rupias los dos, y procuramos enterarnos bien del andén y la hora. En principio, a las 9,50h sale el Kanyakumari Express. Afortunadamente, en los bancos donde nos hemos sentado hay un grupo de familias que enseguida se han puesto a preguntarnos de dónde somos, a dónde vamos y qué hemos visto en India. Ellos no son de Kerala, probablemente estarán de vacaciones. Cuesta bastante entender su acento, aunque a ellos les pasa lo mismo con nosotras. De hecho, el dependiente que le vendió los punjabis a Raquel ayer nos dijo que "el inglés de España es muy diferente." En fin, que tuvimos que explicarle que en España no se habla inglés, sino español, y se quedó muy sorprendido.


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En el tren


En la estación nos mandaron al andén nº2 al principio, y justo antes de que llegara el tren una occidental nos advirtió de que había que cambiar rápidamente al andén 4. Resultó ser española, de Barcelona, y habia conocido a una chica alemana que también viajaba a Kanyakumari. Estamos viajando las cuatro juntas en el mismo compartimento, esta vez vacío. A Nines, la catalana, le vendieron un billete de 32 rupias, y a Hana, uno de 64. El nuestro es casi de 100 por barba... nos dimos cuenta cuando vino el revisor y quiso hacerle pagar a Nines una multa de 200 rupias si pretendía quedarse en nuestro compartimento. Total, le protesté al revisor que viajábamos juntas y que el precio del ticket debió ser un error de la persona de la taquilla, y al final le ha dejado estar con nosotras.


De nuevo han venido muchos vendedores de café, chai y dulces; nuestras nuevas amigas compraron sendos paquetes de cacahuetes con melaza, algo parecido al turrón de guirlache. En Japón también lo venden, pero con forma cilíndrica y con mantequilla.

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